lunes, 13 de junio de 2016

La palabra de Dios es la comida para nuestras almas

[Cristo Ahnsahnghong y la Madre celestial] La palabra de Dios es la comida para nuestras almas




[Origen:Flickr]


Los seres humanos no podemos hacer nada si no comemos; no podemos pensar ni llevar a cabo nuestras metas y planes correctamente. Lo mismo sucede espiritualmente. Si no comemos el alimento espiritual, no podremos hacer graciosamente las cosas espirituales que deseamos.

La Biblia nos ayuda a comprender que la palabra de Dios es la comida de vida para nosotros, y que tiene el poder de revivir nuestras almas. Jesús nos enseñó: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece” (Jn. 6:27). Con esto quiso decir que no debemos descuidar la palabra de Dios, la comida espiritual, persiguiendo la comida que perece, es decir, las cosas mundanas. 
Ahora, tomémonos un tiempo para comprender lo preciosa que es para nosotros la comida de la palabra de Dios.

Las abejas son insectos muy trabajadores que ayudan a las plantas a producir fruto y desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de los ecosistemas naturales. Existen las abejas obreras que trabajan duro toda su vida y la abeja reina que lidera la colmena. La única diferencia entre las abejas obreras y la abeja reina está en la comida. Cuando los huevos se convierten en larvas, todas las abejas bebés comen la misma comida llamada jalea real. Mientras las abejas obreras comen jalea real solo durante los primeros tres o cuatro días de su etapa larval y después comen diferentes alimentos, la reina come jalea real toda su vida. La abeja reina es más grande que las abejas obreras y vive mucho más tiempo que ellas; la reina vive siete años, comparado con el período de vida de siete semanas de las obreras. Esta diferencia se debe a una variación en los alimentos que comen. 

En el mundo de los insectos, podemos encontrar la providencia de Dios. Para hacernos príncipes y princesas en su reino eterno, Dios ha reservado la posición de real sacerdocio y nos entrena espiritualmente en esta tierra (1 P. 2:9, Pr. 17:3). Sin embargo, aunque la posición del real sacerdocio se ha reservado para nosotros, si descuidamos la palabra de Dios y dejamos de estudiarla, sintiéndonos exhaustos por esta vida terrenal, terminaremos sin alcanzar esta posición.

Al vivir en este mundo, gastamos mucho tiempo en las cosas de la tierra. Pasamos mucho tiempo trabajando por la comida física, y perdemos una cantidad considerable de tiempo disfrutando de entretenimientos y pasatiempos. En esta vida terrenal, tenemos que reflexionar y preguntarnos: “¿Cuántas horas pasamos estudiando la palabra de Dios?” En el mundo de las abejas, algunas comen jalea real solo por tres o cuatro días y terminan siendo abejas obreras que solo viven cerca de siete semanas. Por otro lado, la abeja que continúa comiendo jalea real, cambia gradualmente y se convierte en una abeja reina que es más grande y vive más tiempo que las demás abejas. Del mismo modo, los que continúan comiendo el alimento de la palabra de Dios, estarán en la posición de guiar a los demás y terminarán disfrutando de la vida eterna. 

Dios ha dado esta comida espiritual a todas las personas. Por lo tanto, todos deben recibirla y comerla. Si comemos todos los días la comida de la palabra de Dios y vivimos por la palabra de Dios, podemos ser entrenados espiritualmente como los sacerdotes reales que satisfacen todos los requisitos, tales como la obediencia a la palabra de Dios, la reverencia y la fe hacia Dios.



[Origen:Flickr]
Por eso debemos superar todos nuestros sufrimientos presentes viviendo siempre conforme a la palabra de Dios y teniendo la esperanza celestial que Dios nos da a través de su palabra. Examinemos una enseñanza de la Biblia que compara la palabra de Dios con el alimento espiritual.

Am. 8:11 “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.” 

La palabra de Dios es el alimento para nuestras almas. Con respecto a los miembros nuevos, ellos estudian cuidadosamente la palabra de la verdad, recibiendo mucha gracia y quedando profundamente impresionados por ella. Sin embargo, después de un tiempo, tienden a descuidar el estudio de la palabra de Dios, pensando que lo saben todo. Ya que están ocupados realizando cosas mundanas y descuidan el estudio de la palabra de Dios, poco a poco pierden el sabor de la palabra que al principio era tan dulce como la miel. Cuando los israelitas se quedaron sin comida en el desierto, Dios hizo llover sobre ellos maná para que comieran todos los días. Al principio disfrutaban del maná que tenía un sabor delicioso como de hojuelas con miel, pero después se fastidiaron de él y lo llamaron pan liviano (Éx. 16:31, Nm. 21:5). Necesitamos examinarnos para conocer si estamos en la misma situación. 

Si no continuamos estudiando la palabra de Dios, nuestro alimento espiritual, seremos como las abejas obreras que comen jalea real durante los primeros tres o cuatro días después de la eclosión y luego dejan de comerla. Desde el momento en que empezamos a alejarnos de la palabra de Dios, nos alejamos de la posición del sacerdocio real del cielo. Si recibimos constantemente la palabra de Dios para nuestras almas y meditamos en ella nuevamente en este día, aunque la estudiamos ayer, podremos descubrir una nueva lección que se aplique a nosotros hoy en este momento.

1 P. 1:23-25 “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” 

Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3). La palabra de Dios contiene los elementos esenciales que nos permiten renacer como el pueblo de Dios. 

No debemos apartarnos de la palabra de Dios. Todos los días debemos acercarnos más a la palabra de Dios. Si la palabra de Dios está grabada en nuestro corazón, podremos aplicarla a nuestra vida cotidiana. Pero si solo vemos, escuchamos y sentimos las cosas del mundo, no podremos evitar juzgar las cosas con los estándares mundanos.

Sin comer tres comidas al día, no podemos realizar nuestras actividades en esta tierra. De la misma manera, sin la palabra de Dios no podemos realizar las actividades espirituales. La palabra de Dios es la valiosa comida que provee los nutrientes a nuestras almas. Por favor piense cuidadosamente si debe comer este alimento solo por unos días o si debe proporcionarlo constantemente a su alma para que pueda estar en la posición del sacerdocio real en el reino de los cielos.




para que sean salvos.

Si quieren conocer más 
acerca de la iglesia de Dios sociedad misionera mundial(IDDSMM),
visiten páginas siguientes : espanol.watv.org ; diosmadre.org


9 comentarios:

  1. Doy gracias a Dios Padre y Dios Madre por su gracia!
    Ahora me entendi la palabra de Dios y guardando el mandamiento de Dios.
    esto es todo gracia de Dios.

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  2. Cada día comamos la comida espiritual, la palabra de Dios, y preparemos el reino de los cielos con alma sano.

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  3. Nuestras almas debemos comer siempre la comida espiritual que es la verdad de la palabra de Dios.

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  4. Amén :) Si comemos todos los días la comida de la palabra de Dios y vivimos por la palabra de Dios, podemos ser entrenados espiritualmente como los sacerdotes reales que satisfacen todos los requisitos, tales como la obediencia a la palabra de Dios, la reverencia y la fe hacia Dios.

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  5. La palabra de Dios es el alimento para nuestras almas.

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  6. La palabra de Dios que es comida de mi alma quiero comer todo lo día.

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